cb Transvulcania232Tranquilidad

             Responsabilidad

             Alegría

             Inteligencia

            Lógica


No siempre gana el atleta que más entrena, triunfa el que mejor entrena.


En apenas unos años hemos visto el gran boom de las denominadas carreras de montaña, también llamadas Trail Running, correr por senderos, caminos secundarios, a través de montañas y montes, con grandes subidas y muchas veces abruptas bajadas. Corredores, generalmente de asfalto, que tras un largo período de tiempo corriendo medios maratones y maratones, prueban iniciarse en la montaña; y si la experiencia fue buena, “engancha”. En Canarias es muy común que cada municipio organice su propia carrera. Todos los fines de semana podemos participar en algún Trail.

 

Cinco letras, T-R-A-I-L, engloban un concepto extenso. Trail, anglicismo que se traduce por rastro, huella; huella que sólo puede quedar impresa en la tierra, no en el asfalto.

Cada cual lo puede ver de manera diferente. En pocas palabras voy a dar un significado y motivo por el cual me gusta el Trail, la montaña. Para ello desglosaré un particular “acróstico”, que he creado a mi manera, pues tengo pocas dotes de poeta, con el anglicismo Trail. Y con ello no me ha ido del todo mal en la montaña. 

Tranquilidad.Iniciarse en montaña es hacerlo casi en un nuevo deporte, tiene mucho atractivo y la gente lo está descubriendo ahora. Las diferencias entre el clásico running, habitualmente por asfalto y con perfiles muy estables, y el trail running son muy grandes y notorias. Hay que intentar olvidarse de las referencias del asfalto, disfrutando en todo momento de la montaña y poco a poco, adaptándose a ella.  

La  energía que vamos a emplear es más similar a un Fartlek que a una carrera continúa, por tanto es mejor correr por sensaciones, sin olvidarnos que la musculatura implicada y trabajo de nuestras articulaciones también va a variar cuantiosamente.

En la montaña todo cuenta y ser completo requiere: dinamismo subiendo, resuelto en llanos y tangible en las bajadas a gran velocidad. A partir de aquí, empezaremos a entrenar con mucha tranquilidad, es decir, asimilando bien las cargas y poco a poco, aumentando tanto el volumen como la intensidad. Recuerda que es tu carrera, sólo depende de ti, de nadie más. No te dejes llevar por la euforia de la salida o de otro competidor.

Teniendo claro este primer concepto de cambio de chip, estaremos en disposición de iniciarnos en la aventura, un acontecimiento nuevo que requiere de una preparación previa y de un conocimiento del medio. 

Responsabilidad. La montaña no es terreno para héroes, es una simpleza poner la vida en peligro, nuestra existencia es lo más importante y está por encima de cualquier objetivo. En cambio sí que es un lugar para disfrutar del entorno natural. Debemos aprender a ser humildes con la montaña y sobre todo a tener sentido de la responsabilidad, para así poder movernos con más seguridad.

En caso de que las condiciones personales o climatológicas no sean las adecuadas, una retirada a tiempo es una victoria, esto vale para la competición y el entrenamiento. Un teléfono móvil será de gran ayuda. En una carrera de 600 participantes, 585 tienen un objetivo muy diferente a los otros 15 deportistas, seguro que tú te encuentras en esos 585. No copiemos a nuestros ídolos, sus capacidades mentales y físicas están al alcance de muy pocos. Nuestra principal preocupación es llegar sanos al hogar, allí esperan nuestros seres queridos, familia que también se preocupa por nosotros.

En base a la época del año en que salgamos a entrenar o competir, nos informaremos de cómo está el tiempo, para ir bien equipados. Se acabó salir a correr con cualquier prenda. La montaña es muy variable y hay que protegerse con más consciencia del frío y de posibles chubascos.

Es muy importante realizar un reconocimiento médico, mínimo cada dos años, lo ideal sería anual. Lo pasa tu coche, cómo no los vas a pasarlo tú.

Alegría. Estar alegres y felices  es la mejor manera para cumplir con nuestros objetivos marcados. La alegría es algo simple, pero no sencillo. Cuando nos iniciamos en este deporte todo es perfecto, es así hasta la primera competición, no tenemos referencias, ni marcas, ni resultados. Acabada esta competición, comienza la agonía, mejorar cueste lo que cueste la actuación anterior. Grave error. Sea cual sea el objetivo marcado debe ser el principal combustible para estar alegres. Quien no valora lo que hace, no ríe. Y es por eso que el ansioso sufre, y nunca está alegre.

En la competición y muchas veces en entrenamientos duros, son pocas las veces que pensamos en el hecho de estar alegres, pues en algún momento la alegría surge de manera abierta por diversos motivos: un bonito paisaje, saber que nos esperan en meta, encontrarnos bien, no tener calambres, un resultado por encima de lo previsto... y dejamos que todos esos momentos pasen, sin ser conscientes que a la alegría no siempre se le encuentra, también se le cimienta.

No se trata de eludir la realidad, se trata de realizar alegre nuestro trabajo, en este caso correr, siendo conscientes de nuestras limitaciones. El poder participar en cualquier competición o entrenamiento ya es motivo suficiente de alegría, aún en circunstancias desfavorables. Demasiados corredores fracasan y abandonan el trail por empezar a correr más preocupados por el qué dirán o los aplausos de las victorias que de disfrutar de entrenar y competir.

Inteligencia. Hay que tratar de entrenar de manera inteligente. No siempre gana el atleta que más entrena, triunfa el que mejor entrena. La inmensa mayoría de corredores están sobreentrenados o poco entrenados. Se puede llegar a rendir mucho sin tener que correr siete días a la semana, el descanso es también parte del entrenamiento. Al plantearnos un “reto” debemos tener objetivos ambiciosos, pero alcanzables y realistas.

No tenemos que demostrar nada a nadie, lo que sí debemos es planificar muy bien nuestra estrategia de carrera, no experimentando a última hora. Lo más complicado de cualquier preparación es estar en perfectas condiciones el día “D” en la línea de salida junto a compañeros e ídolos, si se logra este objetivo ya hay mucho ganado. No se trata se comenzar corriendo y terminar caminando, se trata de cultivar la paciencia, el objetivo en carrera es progresar paso a paso de una manera constante.  En las ultras hay que gestionar muy bien el ritmo para poder aguantar hasta el final.

Lógica. En el trail running lo más acertado es seguir tus sensaciones, disfruta de cada salida y competición: divertirse es el objetivo más lógico. Escuchar y entender tu cuerpo te ayudará a no tener lesiones y seguir gozando de la carrera. Es un grave error adaptar nuestra vida al entrenamiento, nos irá mejor si adaptamos el entreno a nuestra forma de vivir.

Para triunfar en la montaña y no llevarnos sorpresas desagradables, lo más importante es anticiparse a lo que queda por venir. Sólo así se logrará realizar una gran carrera, lo que permitirá, en otra ocasión repetir la experiencia, ya que el sentimiento final es de satisfacción plena, sea cual sea el resultado.

Disfrutemos de la mejor cancha de juego que existe en el mundo; el espacio en el que se desarrolla esta actividad deportiva llamada Trail es sorprendente, única allá donde vayas y con una ardor exclusivo.

No me gustaría culminar este artículo sin recalcar que enfrentarnos a un gran reto está muy bien, pero para saber dónde tenemos el límite verdadero no vale solo con buscarlo a través de la cantidad, hay que averiguarlo también a través de la calidad. Disfrútalo, pero con tranquilidad, responsabilidad, alegría, inteligencia y lógica, empleando bien, este mi particular acróstico, a buen seguro que te cambiará la vida. 

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