Hace unos días el concejal de Deportes del Ayuntamiento de Los Realejos, José Benito Dévora me comunicó que era intención del grupo de gobierno llevar al Pleno el inicio de expediente para la concesión de honores o distinciones hacia mi persona, con el objetivo de que una instalación deportiva del municipio llevara mi nombre. No supe reaccionar, no estaba preparado para una noticia tan extraordinaria para mí. A los pocos días lo vi reflejado en este mismo medio de comunicación, Diario de Avisos, con el titular: “Dos centros deportivos se llamarán Basilio Labrador e Iván Ramallo” y un subtitular con este contenido: El gobierno municipal inicia los expedientes de distinción de honores a los destacados deportistas “por su larga y exitosa trayectoria en el atletismo”. Todo esto, como es lógico, me halaga, me llena de gratitud y en cierta manera, me obliga aún más con mi tierra.
No sabía cómo agradecerte el cariño que me has brindado en estos últimos veinte años, así que he decidido que lo mejor es escribirlo, las palabras siempre quedan impresas y no se pueden borrar. El próximo martes 18 de marzo no será un día cualquiera, te jubilas gran amigo, no es fácil expresar con unas líneas los sentimientos contradictorios que siento en una situación como ésta, en la que un compañero con el que he compartido muchas horas de trabajo, alegrías y grandes momentos dice adiós. Contigo Baltasar he aprendido a querer esta profesión, sus buenos y no tan buenos momentos, conocer a muchos deportistas, su evolución deportiva, intelectual y personal. Me lleno de satisfacción y orgullo cuando algunos, ya mayores, casados y con hijos, se acercan a ti y te saludan, recordándote con un cariño muy especial.
Podría haber escrito un bonito poema para esta despedida o un texto más divertido, pero sabes que no tengo el talento de los poetas y todavía menos el de los humoristas, lo que te digo, compañero y con palabras simples y sinceras, es que te estoy muy agradecido. Sé que nadie es imprescindible, pero vas a dejar un hueco en el pabellón difícil de llenar. Durante tu jubilación profesional, que no personal, (no me cabe la menor duda que serás un jubilado muy activo), espero que nos honres con visitas frecuentes a esta tu casa, Pabellón Municipal de Los Realejos. A partir de ya comienzas un nuevo periodo de tiempo, la etapa de la jubilación, tus objetivos pasarán a ser otros, ya no tendrás prisa en concluir una labor, ahora me imagino que empezarás cada día una nueva.
En el mejor momento de tu vida nació Nicolás, un nieto que ha hecho renacer en ti el espíritu de niño que llevas dentro, sabedor que uno de los mayores regalos que un abuelo puede darle a sus nieto es el tiempo, ahora dispones del mismo, ya lo dice la frase: “Quien tiene un abuelo tiene un tesoro”. Nicolás tiene a un tesoro como abuelo.
Si Agapito Méndez se hubiera dedicado a una disciplina deportiva con mayor repercusión, en los medios de comunicación probablemente sería una leyenda, un personaje de esos que no podría pisar la calle. Agapito, nacido en Los Realejos hace 61 años, es a las carreras lo que Pedrito al fútbol o Sergio Rodríguez al baloncesto.
Este deportista humilde comenzó muy tarde sus entrenamientos. Emprendió su actividad física jugando al fútbol y fútbol sala. A los 40 años descubrió su vocación por el atletismo, correr fue y es su pasión. A los 42 años, sin apenas preparación participó en su primer maratón, fue en San Sebastián, Guipúzcoa con una digna marca de 3h:09:23.
Gran deportista, humilde, trabajador, de fuerte personalidad, introvertido, metódico y de carácter ganador, es ante todo un estudioso de la estrategia del maratón y un claro partidario del control del ritmo. Sus parámetros fisiológicos no indican nada anormal, son los propios de un gran deportista, con 41 pulsaciones en reposo y un umbral anaeróbico de 176 pulsaciones, pudiendo aguantar durante más de dos horas con el corazón trabajando a ese régimen. Consciente de que todos estos datos no le convierten en un superhombre por encima del resto, cuida mucho su preparación, teniendo una gran capacidad y un gran interés para entrenar y sacrificarse.
No dudo que las ayudas ergogénicas puedan mejorar el rendimiento de los deportistas. Estas ayudas las podemos dividir en dos tipos: Las permitidas y las prohibidas. La frontera entre ambas lo hace el desconocimiento de la materia, existe demasiado intrusismo alrededor del deportista, una traba que cada día va a más. Existe una moda de hablar de lo prohibido, aun desconociendo lo permitido.
Las ayudas ergogénicas tienen que adaptarse a cada disciplina, la correcta utilización de estas ayudas es fundamental para lograr un buen rendimiento del deportista, por eso, estas medidas deben adaptarse a cada tipo de deporte. Estas ayudas o estratégicas no farmacológicas que se usan para incrementar el rendimiento del deportista, tienen que adaptarse a cada tipo de modalidad y a los diferentes estadios de la actividad deportiva.