No dudo que las ayudas ergogénicas puedan mejorar el rendimiento de los deportistas. Estas ayudas las podemos dividir en dos tipos: Las permitidas y las prohibidas. La frontera entre ambas lo hace el desconocimiento de la materia, existe demasiado intrusismo alrededor del deportista, una traba que cada día va a más. Existe una moda de hablar de lo prohibido, aun desconociendo lo permitido.
Las ayudas ergogénicas tienen que adaptarse a cada disciplina, la correcta utilización de estas ayudas es fundamental para lograr un buen rendimiento del deportista, por eso, estas medidas deben adaptarse a cada tipo de deporte. Estas ayudas o estratégicas no farmacológicas que se usan para incrementar el rendimiento del deportista, tienen que adaptarse a cada tipo de modalidad y a los diferentes estadios de la actividad deportiva.
Una de las principales ayudas ergogénicas es la dieta. Así, en el caso de los deportes que dependen fundamentalmente del glucógeno y los hidratos de carbono para la toma de energía, la alimentación tiene que ser más rica en estos elementos, mientras que en los deportes de fuerza el aporte tiene que ser más rico en proteínas.
En general, para saber cuál ha de ser la aportación de nutrientes más adecuada para cada deportista hay que medir la duración y la intensidad del esfuerzo. La dieta no suele ser un problema en deportistas de élite, pero sí suele presentarse en deportistas más jóvenes, para los que seguir una dieta supone un mayor esfuerzo, ya que hay que habilitar otras medidas para poder seguirla, que además no supongan un incremento económico al planificar la actividad deportiva.
Donde sí se plantean más problemas es en otro tipo de ayudas ergogénicas, como es el caso del apoyo psicológico, ya que todavía no está contemplada totalmente la figura del psicólogo en los diferentes equipos deportivos. Es el entrenador en muchos casos es el que sustituye a esta figura y actúa como tal. Por ello sería necesario asentar aún más la figura del psicólogo y acabar con los prejuicios que existen sobre esta figura".
Quiero hacer mención a las sustancias prohibidas en las competiciones, son muchos los riesgos del dopaje, ya que a los inherentes de cada sustancia, comprobados en los diferentes ensayos clínicos, hay que sumar los de una administración descontrolada, que supone que no existen ensayos clínicos previos; el desconocimiento de la historia clínica del deportista, de las dosis, de la duración o de la pureza de la sustancia. Sin embargo, en el dopaje se aplican frecuentemente sustancias nuevas de las que no se tiene evidencia científica de que aumenten el rendimiento del deportista, pero que se prohíben.
La otra cara del dopaje es la responsabilidad profesional y ética, que además de implicar a los deportistas, debe recaer sobre los médicos deportivos, fisioterapeutas y masajistas, entre otros, cuya labor es oponerse al uso de cualquier método o fármaco dañino para el atleta.
En mi opinión los valores deportivos se están perdiendo y cada día lo vemos más, incluso en deportes de ocio. El culto al cuerpo prima en la sociedad y de ahí que los gimnasios se dediquen a asesorar a jóvenes sin tener claro lo que suministran. La palabra “ciclo” está muy de moda. Habrá que poner remedio. El problema es quién y cuándo.
¿Por qué hablar de lo no permitido si aún no conocemos lo autorizado? Recuerda que la energía la llevas dentro.